Hace unos días, estube escuchando en directo una de las #charlaeducativas de la incombustible Ingrid Mosquera, en la que @profadelengua, @Kikeguerrerot y @jfeliua, desgranaban aspectos de la nueva versión de la ley educativa: la LOMLOE. (Todo lo que necesitas saber está recogido en este site de Kike.) Durante su transcurso, entre los comentarios del chat y las intervenciones de los ilustrísimos invitados, apareció un tema recurrente: la evaluación, con sus respectivas dudas y los temores que habitualmente nos acechan.
#CharlasEducativas Este es el segundo curso en el hago partícipe al alumnado en su calificación a partir de un autoinforme y de algunos productos complejos en los que incluyo los criterios de evalaución que haya escogido. Tengo grupos de 20 a 30 alumnos en 3º y 4º de la ESO.
— cHristian negre (@applejux) December 4, 2022
Durante la conversación mencioné el uso de los autoinformes para definir la calificación del alumnado y suscitó cierto interés. No es la primera vez que pasa, por lo que voy a dedicar esta entrada a dar cuatro indicaciones acerca de su uso como herramienta.
Antes de entrar en materia, es conveniente saber el contexto. Mi tránsito hacia el abandono de las notas inició hace unos años. Lo expongo en la entrada: “Evaluar sin calificaciones, una propuesta de aula”. (Está escrita en catalán pero Google te ayudará en la traducción). Si ya lo tienes claro, ¡sigue leyendo!
Avui hem fet un Jeopardy amb preguntes proposades pels mateixos alumnes relacionades amb els continguts formals i informals de l’assignatura. No us imagineu la satisfacció quan vaig llegir aquesta pregunta. Evidentment, va entrar al joc! Altres maneres d’avaluar són possibles. pic.twitter.com/TSSDVIGgdJ
— cHristian negre (@applejux) December 21, 2020